Filosofía política federalista y democracia: una ética pública humanista como vínculo

A inicios del siglo XXI, la “segunda revolución capitalista”, vertebradora de un mercado global más allá del Estado como mercado nacional, se urde en gran medida gracias al desarrollo científico-técnico y a la uniformización de las mentalidades a nivel mundial. Este último fenómeno, plasmado en una estandarización creciente de los patrones culturales, avanza de la mano de un relativismo cultural y de un correlativo encauzamiento de los individuos atomizados hacia un darwinismo social presidido por el economicismo utilitarista. En este contexto impera el “pensamiento único” o discurso neoliberal a guisa de máximo exponente ideológico. Éste, insensible a la pujanza de procesos socioeconómicos de desigualdad y exclusión que él mismo impulsa por doquier, induce, además, a la silente y progresiva “desactivación” de la capacidad emancipadora de la cultura político-jurídica de los derechos humanos. Pues, a tenor de la línea interpretativa sobre la modernidad trazada por Weber y después por Horkheimer y Adorno, la actual globalización socioeconómica y técnica (guiada por la razón instrumental) no se identifica mayormente con la universalización moral y jurídica de los derechos humanos, a pesar de ser, ambos procesos, ramas del tronco común moderno. Ya que, mientras la lógica de la primera restringe y concentra el reconocimiento y disfrute de las libertades, la segunda expande y amplía los derechos desde una visión crítica, emancipadora y reivindicativa. Paradójicamente, frente a esta tendencia unificadora que arrastra consigo la globalización socioeconómica y cultural, de forma paralela se observa también una fascinación por la singularidad cultural, requerida ineludiblemente de diálogo intercultural e interreligioso, y un interés por la salvaguarda y construcción de identidades colectivas. Hecho, íntimamente relacionado, con el resurgimiento de los regionalismos, cuando no de los nacionalismos, así como de la regionalización político-administrativa, a modo de demanda de mayor participación autónoma de los ciudadanos en la gestión de la cosa pública... (segue)